sábado, 28 de julio de 2007
Hay ojos que jamás podrán ya aprender nada del sol, y almas enfermas de noches de las que nunca curarán...
Me siento como si estuviese describiendo desde una ventana lo que ocurre en este lugar, veo una situación que ocurre sin implicarme o participar y describo la reacción del publico...es como si yo no tuviese autoridad para hacer nada porque nadie cuenta conmigo porque en dicha circunstancia no existo, pese a que yo este observando en esa dirección con la evidente carga emocional
El hombre imaginario a Arturo: - Uno no puede hacerse a la idea de que las demàs personas son conciencias que se sienten de adentro como se siente uno mismo. Cuando uno entrevè eso, me parece que es aterrorizador: uno tiene la impresiòn de no ser màs que una imagen en la cabeza de algùn otro. Pero eso no ocurre casi nunca y nunca por completo.
Arturo a el hombre imaginario: - Es verdad, quizà por eso me resulta tan desagradable que me hablen de mì, aun si me hablan amablemente; me parece que se atribuyen una superioridad sobre mì
El hombre imaginario a Arturo: - A mì no me importa mucho lo que la gente piensa de mì, me pasa con sus pensamientos como con sus palabras y sus rostros: objetos que no estàn en mi mundo, el mìo...
algunos se asombran de que yo no sea ambicioso; ¿para què?, pero es tambien por eso. No tengo necesidad de formarme en el mundo un lugar privilegiado. Tengo la impresiòn de que ya estoy instalado en èl
Arturo a el hombre imaginario:- nunca me doy cuenta del todo!
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