lunes, 17 de diciembre de 2007

La vida de mi otro...a través de otros frentres, otros son los referentes

Existe una vieja tradición alemana que dice que en algún lugar del mundo existe alguien idéntico a uno, un otro que de verse enceguece y de conocerse destruye.
En latín alter ego significa otro yo, en mi caso, la memoria sobre los egos alterados y amigos invisibles se construyó ya estando grande, cando me vine a percatar de un otro, de un geniecillo que habitaba y actuaba por mí...algo así como "yo soy otro", o como decía Rimbaud: "yo es otro"

Un día Gregorio Samsa se despertó y escribió: "Era una vez una cucaracha llamada Gregorio Samsa...que soñaba que era una cucaracha llamada Franz Kafka...que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa...que soñaba que era una cucaracha..."
...y todo finalmente hace sentido...y todo finalmente llega a la cima...porque el asunto es tan hondo como un árbol genealógico...y así uno desdobla su ego para investirse de algo y alguien ante los demás y ser un transformista por naturaleza...el tema con los reversos es un arma cabezas que rompe palabras por resolver...

Yo, por ejemplo,tengo un alter ego, su nombre es tristán ...es un anciano de jovial aspecto que vive en una nube, por lo que no es nada fácil de ubicar...habita junto a mis dolores mas guardados y mis recuerdos mas perdidos...para avistarlo no importa la altura desde donde se mire sino la altura de miras con la que se le observa...
Tristán se pasa invirtiendo las ideas que me escucha, dice que nada es más simple, que no hay otra norma: que nada se pierde y todo se transforma..y que yo solo y en casa ya me he empezado a transformar...

2 comentarios:

Malina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Malina dijo...

Porque a esta noche no le sucederá el alba, y será infinita en su paso por mi morada, al igual que mi deseo de que la humanidad se esfume de mi... no sentiría más que alivio, no sentiría culpa alguna, ni la necesidad de que me amen, ninguna responsabilidad, ni que me cuiden... no sentiría odio ni ganas de derrotar a nadie, ni ser mejor que nadie… pero cuando miro el lóbrego cielo, además de la vía láctea, Venus y las pléyades, veo en Orión mi propio reflejo, persiguiendo y huyendo al mismo tiempo… con la debilidad y la fortaleza en un único destello…